domingo, 19 de enero de 2014

Hospital de la Santa Creu i Sant Pau




Después de un pequeño descanso, y para empezar el año, me he decidido por publicar el que considero uno de los rincones más interesantes de la ciudad, no sólo por su belleza artística, sino también porque fue en su día, uno de los más influyentes en temas de medicina y en la atención al enfermo: el recinto modernista del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau.


El Recinto de Sant Pau, obra del arquitecto Lluís Domènech i Montaner fue declarado en 1997 Patrimonio Mundial por la UNESCO debido a su singularidad arquitectónica y belleza artística. Actualmente se puede visitar, pero con casco y acompañado de un guía, ya que todavía está en obras de restauración.


Historia
Ya os hablé en su día del Hospital de la Santa Creu, que atendía a personas sin recursos en el centro de Barcelona. Este hospital se quedó pequeño en una ciudad que no dejaba de crecer.



En 1896, Pau Gil i Serra, destinó al morir parte de su legado a un nuevo hospital en Barcelona. Impuso una serie de indicaciones: debía ser el mejor hospital desde un punto de vista tecnológico, médico y arquitectónico, y debía llevar su nombre.


Así fue como la Junta del Hospital de la Santa Creu y los testamentarios de Pau Gil unieron esfuerzos y acordaron construir el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. La P y la G (iniciales de Pau Gil) se repiten como motivo ornamental por todo el hospital, incluso, las salidas de ventilación de muchos pabellones llevan este detalle.



Esta decisión de construir el hospital coincidió con la transformación urbanística de Barcelona: el derribo de las murallas y el desarrollo de L’Eixample, por lo que se escogieron unos terrenos de 9.000m² cerca del Templo de la Sagrada Familia. El conjunto fue proyectado para ocupar una superficie de 9 manzanas del Eixample, en un cuadrado de 300 por 300 metros. 


Su construcción se inició en 1902 y se desarrolló a lo largo de 18 años, durante los cuales las obras quedaron paralizadas por falta de medios y por continuos conflictos derivados del modelo de gestión que practicaba la Administración. Varios benefactores contribuyeron económicamente a acabar la obra.


El conjunto se inauguró oficialmente en 1930 por el rey Alfonso XIII.


El recinto
El proyecto se encargó al arquitecto Lluís Domènech i Montaner, que se inspiró en las tendencias de los mejores hospitales de Europa. El arquitecto fue visionario en este sentido, y coincidiendo con las nuevas tendencias sobre higiene y salud pública.


Creó un recinto aislado e independiente, una especie de ciudad-jardín, con mucha luz natural y aire fresco, rodeado de naturaleza, para conseguir un ambiente más saludable que el de los viejos hospitales medievales. Representó algo totalmente innovador para la época, ya que hasta entonces no se consideraba necesario disponer de espacios abiertos para el uso y bienestar de los enfermos. 


El hospital constaba de un edificio principal dedicado a la administración, y estaba dividido en 48 pabellones. Se concibieron de forma aislada y se destinaron a especialidades médicas diferentes. Finalmente se construyeron solamente 27 pabellones, pero cada pabellón es una obra única y diferente del resto. 



De estos 27 pabellones, sólo el pabellón de acceso y los 10 que lo rodean fueron proyectados por Domènech i Montaner, mientras que el resto fueron obra de Pere Domènech i Roura, hijo del arquitecto.



El pabellón de acceso tiene una fachada de ladrillo visto adornada con mosaicos de temas históricos, capiteles y esculturas de piedra representando ángeles, hechas por el escultor Pau Gargallo. Está coronado por una alta torre con un reloj.


Los pabellones estaban conectados entre sí por pasillos subterráneos, hecho que lo convirtió en un hospital único en el mundo. Con los años, se ha demostrado que esta solución era imprescindible para el funcionamiento de todo el recinto, ya que permitía la circulación del personal y el traslado de enfermos. Esta zona aún está en restauración.


En la visita guiada se puede ver el interior del Pabellón de Sant Rafael. Se llama así en honor al mecenas que lo financió, Rafael Rabell. En su decoración aparece reiteradamente la inicial "R", tanto en los mosaicos interiores como en el exterior.



El criterio general que se siguió para construir los pabellones fue la iluminación y la ventilación, razón por la que su orientación es transversal a la de el entramado de calles del Eixample. Todos están decorados con cerámica policroma y la decoración de las salas es diferente.



El arquitecto tuvo varios artistas que colaboraron con él en el proyecto. Los principales fueron Pablo Gargallo y Eusebi Arnau, que realizaron las numerosas esculturas del conjunto,Francesc Labarta, quien diseñó las pinturas y mosaicos, y Josep Perpinyà, que se hizo cargo de los elementos de hierro forjado. Todos estos elementos decoran cada rincón del hospital.



            

Aparte de ser elementos decorativos, las imágenes de flora y fauna en la ornamentación simbolizan la regeneración, la curación y un canto a la vida sobre la muerte.



La estructura del hospital estaba diseñada para separar a los pacientes entre hombres y mujeres. En la parte derecha, se encuentran los pabellones de los hombres, que tienen nombres de santos; y en la parte izquierda, los pabellones de las mujeres, con nombres de santas y vírgenes.




Uno de los pabellones llama la atención por su fachada barroca. Es la antigua iglesia de Santa Marta, patrona de los hosteleros, obra de Carles Grau de 1733, que estaba situada en la actual Vía Laietana. En el año 1909 se derribó la iglesia y en 1928 la fachada se colocó en el pabellón de las cocinas del hospital.



La iglesia
La visita también incluye la iglesia, aunque la entrada es libre. Su construcción se inició en 1923 y, aunque el diseño original de Domènech i Montaner se modificó para hacerla más sencilla, eliminando parte de los elementos decorativos, ya que absorbían gran parte del presupuesto. 



Fue idea de su hijo, Pere Domènech i Roura, sustituir los elementos de piedra por ladrillos, y utilizar piedra artificial para todos aquellos susceptibles de ser sustituidos.


Destacan dos bellísimos púlpitos de Pedro Bartrolí sostenidos por el toro y el león, representando los evangelistas San Lucas y San Marcos. 



Presente y futuro
En 2009 el hospital inauguró su nueva sede, un complejo sanitario situado en el extremo nordeste del conjunto modernista y separado de éste. El traslado de la actividad hospitalaria permitió iniciar el proceso de rehabilitación de los pabellones modernistas, para dotarlos de usos vinculados a un nuevo proyecto.






En los doce pabellones modernistas se ubicarán instituciones locales con proyección internacional y otras extranjeras vinculadas al conocimiento, la investigación y la innovación, como la Universidad de Naciones Unidas o la casa Asia.



Las visitas se hacen de lunes a domingo por la mañana y en varios idiomas. Actualmente (2013) la entrada cuesta 10 euros.