domingo, 27 de octubre de 2013

Palau Moja




El Palacio Moja se encuentra en la Rambla. Las gestiones para su construcción las inició en 1763 el marqués de Cartellà Pere Desbach, pero fue su nieta, Maria Lluïsa Descatllar, quien en 1774 hizo derribar la muralla de la Rambla haciendo desaparecer la puerta Ferrissa (puerta de hierro) y las dos torres que la flanqueaban (Hoy calle Portaferrissa).
 


Mirado desde la Rambla, es una construcción sobria, de líneas rectas y sin demasiados elementos decorativos. Esto es debido a que en el momento de construir el palacio, la Rambla era una riera. Es por esta razón que la fachada principal se orientó a la calle Portaferrissa.
 
Fachada en la calle Portaferrissa
 
El edificio del Palacio Moja fue proyectado por el arquitecto Josep Mas i Dordal que, influido por las nuevas tendencias estéticas procedentes de Francia, ideó un palacio neoclásico. (También edificó la iglesia de la Merçè, Sant Vicenç de Sarrià y el palacio episcopal de Barcelona).
 
Puerta principal en la calle Portaferrissa


Detalle de la parte superior en la  puerta de acceso


La familia Moja
Maria Lluïsa Descatllar se casó con Josep de Copons, marqués de Moja. Iniciadas las obras del palacio en 1774, éste se inauguró al cabo de diez años, con motivo de la fiesta nupcial de la hija mayor de los marqueses.
 
Acceso a la planta noble desde el vestíbulo.
Al fondo la pintura de un perro, guardián de la casa.

El edificio sería propiedad de la familia hasta el año 1865, cuando la última marquesa de Moja, Josepa de Sarriera i Copons, murió sin descendencia. Sus albaceas alquilaron el palacio al Fomento de la Producción Nacional hasta que, en 1870, lo compró Antonio López y López.
 
Dedicado a los Cazadores de Hermes. Ahora cada vez que veo uno me acuerdo de ellos.


La escalera noble, toda de mármol
 
El marqués de Comillas
En 1870, Antonio López y López, nacido en el pueblo de Comillas, Cantabria, de familia humilde, amasó una gran fortuna en Cuba. Compró el Palau Moja de Barcelona como residencia, un palacio de nobles para un nuevo rico. Fue un naviero destacado de la época, y entre sus negocios se incluía el comercio de esclavos. En 1878 se le nombra Marqués de Comillas, pasando a ser noble y senador.


Detalle de la escalera

Escudo de armas de don Antonio López y López, I Marqués de Comillas

Las paredes están decoradas con pinturas románticas de Eduad Masdeu i Llorens


Al comprar el palacio, emprendió obras importantes de reformas y decoración, basada en una ornamentación barroca, especialmente en la planta noble, con los consiguientes salones rosa, azul y verde.
 

 
El marqués de Comillas estaba muy vinculado a la monarquía, (de esa forma consiguió el marquesado), y especialmente a Alfonso XII, el cual al entrar a España para hacerse cargo de la corona después de la Restauración, durmió en el salón azul de esta mansión. En 1886 también fue huésped de honor san Juan Bosco.
 


Esta gran influencia social puede intuirse en el gran salón del Palau. Con 3 pisos de altura, planta cuadrada y grandes ventanales sobre la Rambla, fue el escenario perfecto para las fastuosas celebraciones del palacio.
 

                        


Todas las paredes y el techo de la estancia están recubiertas de pinturas murales de Francesc Pla, el Vigatà el mejor pintor muralista catalán del siglo XVIII: escenas históricas, guirnaldas de flores, imágenes de la familia Moja.
 









Puertas de acceso a la capilla (derecha) y al salón rosa

En 1891, el marqués de Comillas instaló en el segundo piso del Palacio las oficinas de la Compañía Trasatlántica de la que era fundador y presidente, teniendo la exclusiva de la ruta entre España y Las Antillas.
 
En una de las salas del palacio se encuentra expuesta una magnífica colección de maquetas de barcos de la Compañía Transatlántica, la flota propiedad del marqués de Comillas que ponía en comunicación España con las colonias americanas.
 


El marqués fue el mecenas y protector de Mosen Cinto Verdaguer, el cual le dedicó su obra La Atlántida.  Celebraba misa para la familia en la capilla anexa al salón principal, de pequeñas dimensiones, decorada también por el Vigatà con alegorías religiosas y escenas de la Madre de Dios de la Mercè.
 
 
Verdaguer vivió en el palacio de Comillas 15 años, primero como capellán de la familia y desde 1883 como limosnero. Fue por esta última actividad por la que fue enviado a un santuario cerca de Vic, ya que el marqués consideraba que malgastaba su dinero con gente indeseable.
 
Murales de la capilla
Retrato de San Juan Bosco realizado por
mosen Cinto Verdaguer
 
Se instaló en la segunda planta, en una habitación extremadamente austera. Actualmente es una sala de reuniones, pero permanecen algunos elementos de entonces, como el armario o la chimenea.
 
          
 
El conde Güell
Una de las hijas del marqués, Isabel, se casó con Eusebio Güell (conde de Güell), conocido sobretodo por ser el mecenas de Gaudí. Se unieron así, dos de las grandes fortunas de la ciudad.
 
Detalles del salón rosa

 
Después de la muerte del marqués de Comillas, el Palacio pasó a manos de su hija. Fue un hijo de éste matrimonio, Juan Antonio Güell y López, que fue alcalde de Barcelona entre los años 1930 y 1931, quien abrió unos soportales a lo largo de la acera de Las Ramblas para facilitar el acceso a los viandantes.
 


Acceso al comedor familiar
Durante la Guerra Civil Española, el Palacio pasa a ser sede de la CNT, expoliándose sus obras de arte. Como ejemplo, todas las alfombras fueron troceadas y entregadas a la clase obrera para su uso. En 1940 las oficinas de la Aduana se instalan en el segundo piso del palacio. Posteriormente, son las oficinas de la Compañía Transatlántica (por segunda vez) Y después se convierte en la sede central del recién fundado Banco Atlántico.

 
Cuando fallece el tercer marqués de Comillas y conde de Güell en 1959, el palacio entra en una notable decadencia.
 
En 1969, se le declara monumento de interés histórico y artístico y una vez vaciado el contenido artístico de éste, y en 1971 sufre un incendio que lo destruye prácticamente en su totalidad.



El palacio quedó abandonado durante once años, hasta que el Departamento de Cultura y Medios de Comunicación de la Generalidad de Cataluña lo adquirió y restauró. Actualmente el palacio es la sede de la Dirección General del Patrimonio Cultural. No se puede visitar, aunque, en determinados días del año, abre sus puertas al público.

domingo, 20 de octubre de 2013

Barcelona tiene castillo



Esta semana se recordaba en la prensa el aniversario del fusilamiento del Presidente de la Generalitat Lluís Companys, en el foso de Santa Eulalia, en el Castillo de Montjuïc. Esta noticia me ha hecho recordar la visita y las fotos que hice recientemente del lugar, por lo que aprovecho para hacer una entrada en el blog.

 
El Castillo de Montjüic está situado en la rocosa montaña de la que toma su nombre, a más de 170 m de altura. Es una antigua fortaleza militar llena de historia (a veces bastante negra), y ligada a la de la propia ciudad de Barcelona.


La primera referencia a una construcción en Montjuïc es del año 1073. No era en más que una atalaya destinada a informar mediante señales de la proximidad de todo navío.


1640. La primera fortificación. Se construye un fortín de tierra con revestimiento de piedra y barro en forma de cuadrilátero y con cuatro pequeños baluartes en sus ángulos.

Patio de armas

1694. Se llevó a cabo una ampliación que ocupó prácticamente la totalidad de la cima de la montaña. El fortín se convierte en castillo, y se instalan además tres baluartes mirando hacia tierra y una línea de dientes de sierra mirando al mar.


El 12 de septiembre de 1714, tras la derrota en la guerra de secesión, el castillo fue entregado a las tropas borbónicas. 
 

En 1753 el ingeniero militar Juan Martín Zeremeño hizo derruir el antiguo fortín de 1640 y acabó de dar forma al conjunto de las fortificaciones, dotándola de servicios y cisternas, una de ellas de agua potable. Aunque esta parte del castillo no es visitable, tuve la suerte de poder acceder a esta zona. 
 
Habitaciones de los soldados

Marcas en las paredes hechas por los hombres que vivían aquí

Acceso a la cisterna
Cisterna del Castillo

Zeremeño también mandó escavar un foso alrededor. Actualmente están ajardinados.


El foso se utiliza para la práctica del tiro al arco
 
Posteriormente, se realizaron nuevas obras, que conformaron el edificio que ha llegado a nuestros días. Se realizaron modificaciones que permitían acoger al doble de soldados, se construyeron nuevas cocinas con capacidad para alimentar hasta a 3.000 soldados, y se dotó al castillo de artillería. Las obras finalizaron en 1779.

 
En 1808, las tropas francesas entran en Barcelona. Las tropas imperiales de Napoleón se apoderan del castillo.
 
Durante las revueltas burguesas y obreras del siglo XIX (1842-43), fue utilizado por los generales Espartero y Prim para bombardear la ciudad cada vez que había desórdenes.


En la década de 1890 se encarcelan aquí a los obreros involucrados en la ola de violencia anarquista. En 1909 se encarcelan los detenidos en la Semana Trágica y se fusila a Francesc Ferrer i Guàrdia, pedagogo creador de la Escuela moderna. En 1919 se encarcelan más de 3.000 obreros. 1936-1938, se llena de prisioneros y se fusilan 173 personas, entre ellas Lluís Companys. Éstas son las celdas en las que estuvieron.

Entrada

Pasillo
Interior de una celda



Entrada a la zona de las celdas

Hasta 1960 el castillo es prisión militar. Se acondiciona entonces como museo militar y en 1963 Franco lo inaugura. Este museo se mantiene abierto hasta 2009.

En el 2007 se cede el castillo al Ayuntamiento, y pasa a convertirse en equipamiento municipal para usos sociales y culturales, bastante pobres, por cierto.


Respecto al futuro, el Ayuntamiento de Barcelona se plantea poner fin al libre acceso al castillo y a partir del 2014 cobrar una entrada a los visitantes. Anualmente pasan casi un millón de personas, la mayoría turistas en busca de las vistas sobre la ciudad. Nosotros en esta ocasión tuvimos la oportunidad de poder verlas desde la parte superior de la  torre más alta, normalmente prohibida al público.


El día era gris y poco después descargó una buena tormenta. Las vistas están envueltas entre nubes y bruma; otra forma diferente de ver la ciudad.









Mientras esto no ocurra, se puede acceder de forma gratuita de lunes a domingo.